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La temporada 2010/2011 fue muy dura para todos los deportivistas. Después de veinte años consecutivos jugando en primera división no se pudo evitar el descenso de categoría.

En mi caso soy aficionado del deportivo desde que nací, y socio y habitual en la grada de Riazor desde 1995 cuando tenía diez años.

En un momento como este a uno se le vienen a Afición de primerala cabeza muchos recuerdos, algunos malos, pero la mayoría recuerdos muy bonitos. Recuerdo cada uno de los paseos hasta el estadio en los días de partido, bien con mis padres, o bien con mis amigos. La ciudad vestida de blanquiazul en los días mas importantes. Las bufandas ondeando en las ventanillas de los coches y el sonido de los claxons cuando tocaba festejar.

Todos estos recuerdos han marcado mi vida y en muchos momentos de bajón incluso le han dado sentido. Y muchas veces utilizo recuerdos sobre el Depor para localizar en el tiempo momentos importantes de mi vida cotidiana. Por ejemplo, el día que ganamos la liga fue el día que acabé la ESO, y cuando pienso en los partidos de Liga de Campeones recuerdo a mis compañeros de facultad.

Aunque nunca he sido muy “mitómano” siempre me ha gustado inmortalizar algunos de estos recuerdos en forma de revistas, o guardando ciertos fetiches sobre el club. Primero los iba almacenado de cualquier forma por la habitación, pero esto pronto comenzó a ser un problema, primero por mi naturaleza desordenada y después porque el volumen comenzaba a ser considerable.

Entonces mi madre, una santa mujer, se vio en la obligación de tomar cartas en el asunto. “Por que no tiras todo esto que no hace más que acumular polvo”. Después de unas negociaciones que no fueron precisamente fáciles llegamos a un acuerdo, todos aquellos papeles se podían quedar si me comprometía a mantenerlos organizados. Así que al día siguiente me acerqué a un cadena cien, compré una de esas cajas de cartón para guardar cosas y organicé todo el material acumulado en mi corta vida de deportivista. Y desde aquel día hasta hoy la caja se iba quedando pequeña, aunque mi madre seguía sin comprender para que guardaba todo aquello. “Tu no tiras las fotos de tu boda ¿verdad?, pues esta caja no se toca.”

Unos años después de irme de casa, mi habitación dejo de ser mi habitación y paso a ser un cuarto de invitados con dos camas gemelas, y todas mis cosas incluido mi tesoro se fueron derechitas al desbán.

El lunes, dos días después del descenso, me llamó mi madre. Mis padres también son socios del deportivo, y no habíamos tenido el humor de hablar desde antes del partido. Se le notaba la voz emocionada y empezó a hablarme de sus impresiones sobre el descenso, de como se emocionó el sábado al ver gente llorando y de su optimismo para la próxima temporada. “Tu padre y yo llevamos toda la tarde con un nudo en la garganta, bajamos del trastero tu caja con las cosas del Depor. Menos mal que no la tiramos”. Había tardado veinte años en darse cuenta. “Pues a lo mejor me la traigo para mi casa para echarle un ojo” le dije, “La caja de aquí no se mueve” me contestó.

Esto me dio que pensar sobre la importancia emotiva que pueden tener esos recuerdos hoy en día en estos momentos de vacas flacas en las que toca apretarse el cinturón. En esa caja esta la respuesta a “Papa por que somos del Depor”.

Así que tome la decisión de ir publicando en este blog algunos de estos recuerdos, de ir compartiendo con vosotros un pedacito de mi caja. Estoy seguro de que hay muchas cosas que os van a gustar, sobre todo a aquellos aficionados que por edad no vivisteis o no recordáis algunos de los años mas gloriosos, o porque al ser de fuera de Galicia o de España no teníais acceso a alguna de estas “joyitas”.

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Memorias de Riazor

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